sábado, 27 de julho de 2013

TEXTO Y VIDEO: Discurso del Papa Francisco en vigilia de oración con los jóvenes JMJ Río 2013











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RIO DE JANEIRO, 27 Jul. 13 / 06:58 pm (ACI).- Queridos jóvenes

Mirándolos a ustedes en este momento, me hace recordar a la historia de San Francisco de Asís, que mirando al crucifijo escucha la voz que le dice: “Francisco, repara mi casa”. Y el joven Francisco responde con prontitud y generosidad a esta llamada del Señor: “repara mi casa”. Pero, ¿qué casa? Poco a poco se da cuenta de que no se trataba de hacer de albañil y reparar un edificio de piedra, sino de dar su contribución a la vida de la Iglesia; se trataba de ponerse al servicio de la Iglesia, amándola y trabajando para que en ella se reflejara cada vez más el rostro de Cristo.

También hoy el Señor sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia. Queridos jóvenes, el Señor los necesita. También hoy, llama a cada uno de ustedes a seguirlo en su Iglesia y a ser misioneros. ¿Cómo? ¿De qué manera? …como tuvimos que cancelar por el mal tiempo la realización de esta vigilia en el Campo Fidei en Guaratiba, ¿no estaría el Señor queriendo decirnos que el verdadero campo de la fe, el verdadero Campo Fidei no es un lugar geográfico, sino que somos nosotros? Sí, es verdad, cada uno de nosotros, cada uno de ustedes, yo, todos. Y ser discípulo misionero significa saber que somos el campo de la fe de Dios. Por eso, a partir de la imagen del Campo de la Fe, pensé en tres imágenes que nos pueden ayudar a entender mejor lo que significa ser un discípulo-misionero: la primera, el campo como lugar donde se siembra; la segunda, el campo como lugar de entrenamiento; y la tercera, el campo como obra en construcción.

1. El campo como lugar donde se siembra. Todos conocemos la parábola de Jesús que habla de un sembrador que salió a sembrar en un campo; algunas simientes cayeron al borde del camino, entre piedras o en medio de espinas, y no llegaron a desarrollarse; pero otras cayeron en tierra buena y dieron mucho fruto (cf. Mt 13,1-9). Jesús mismo explicó el significado de la parábola: La simiente es la Palabra de Dios sembrada en nuestro corazón (cf. Mt 13,18-23). Hoy, todos los días, pero hoy de manera especial, Jesús siembra. Cuando aceptamos la Palabra de Dios, entonces somos el Campo de la Fe. Por favor, dejen que Dios y su Palabra, entren en su vida. Dejen entrar la simiente de la Palabra de Dios. Dejen que germine, dejen que crezca. ¡Dios hace todo, pero ustedes déjenlo hacer! Dejen que Él trabaje en ese crecimiento.

Jesús nos dice que las simientes que cayeron al borde del camino, o entre las piedras y en medio de espinas, no dieron fruto. Creo que con honestidad podemos hacernos la pregunta ¿Qué clase de terreno somos, qué clase de terreno queremos ser? Quizás somos a veces como el camino: escuchamos al Señor, pero no cambia nada en la vida, porque nos dejamos atontar por tantos reclamos superficiales que escuchamos. Yo les pregunto, pero no contesten ahora, contesten en su corazón ¿Yo soy un joven, una joven atontado? O somos como el terreno pedregoso: acogemos a Jesús con entusiasmo, pero somos inconstantes ante las dificultades, no tenemos el valor de ir contracorriente. Cada uno contestamos en nuestro corazón, ¿tengo valor o soy cobarde?; o somos como el terreno espinoso: las cosas, las pasiones negativas sofocan en nosotros las palabras del Señor (cf. Mt 13,18-22). ¿Tengo en mi corazón la costumbre de jugar a dos puntas? ¿Quedar bien con Dios y quedar bien con el diablo? ¿Querer recibir la semilla de Jesús y a la vez regar las espinas y los yuyos que nacen en mi corazón? Cada uno en silencio se contesta. Hoy, sin embargo, estoy seguro de que la simiente puede caer en buena tierra. Escuchamos estos testimonios, ¡cómo la simiente cayó en buena tierra! “No Padre, yo no soy buena tierra, soy una calamidad, lleno de piedras, de espinas y de todo”. Sí, puede que eso haya arriba, pero hacé un pedacito, hacé un cachito de buena tierra, y dejá que caiga ahí ¡y vas a ver cómo germina! Yo sé que ustedes quieren ser buena tierra. Cristianos en serio, no cristianos a medio tiempo, no cristianos almidonados con la nariz así, que parecen cristianos y en el fondo no hacen nada. No cristianos de fachada. Esos cristianos que son pura facha, sino cristianos auténticos. Sé que ustedes no quieren vivir en la ilusión de una libertad “chirle” (aguado, inconsistente) que se deja arrastrar por la moda y las conveniencias del momento. Sé que ustedes apuntan a lo alto, a decisiones definitivas que den pleno sentido. ¿Es así o me equivoco? Bueno, si es así, hagamos una cosa, todos en silencio, mirémonos al corazón y cada uno dígale a Jesús que quiere recibir la semilla, dígale a Jesús ‘mirá Jesús las piedras que hay, mirá las espinas, mirá los yuyos, pero mirá este cachito de tierra que te ofrezco para que entre la semilla. En silencio dejamos entrar la semilla de Jesús. Acuérdense de este momento. Cada uno sabe el nombre de la semilla que entró. Déjenla crecer y Dios la va a cuidar.

2. El campo, además de ser lugar de siembre, es lugar de entrenamiento. Jesús nos pide que le sigamos toda la vida, nos pide que seamos sus discípulos, que «juguemos en su equipo». A la mayoría de ustedes les gusta el deporte. Aquí, en Brasil, como en otros países, el fútbol es una pasión nacional ¿Sí o no? Pues bien, ¿qué hace un jugador cuando se le llama para formar parte de un equipo? Tiene que entrenarse y entrenarse mucho. Así es nuestra vida de discípulos del Señor. San Pablo nos dice: «Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible» (1 Co 9,25). ¡Jesús nos ofrece algo más grande que la Copa del Mundo! Nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda, una vida feliz, y también un futuro con él que no tendrá fin, allá en la vida eterna. Pero nos pide que paguemos la entrada. La entrada es que nos entrenemos para «estar en forma», para afrontar sin miedo todas las situaciones de la vida, dando testimonio de nuestra fe. A través del diálogo con él: la oración. ‘Padre, ahora no nos va a hacer rezar a todos, ¿no?’ Les pregunto, pero contestan en su corazón en silencio ‘¿yo rezo?’ cada uno se contesta. ¿Yo hablo con Jesús? ¿o le tengo miedo al silencio? ¿dejo que el Espíritu Santo hable en mi corazón? Yo le pregunto a Jesús ¿qué querés que haga? ¿Qué querés de mi vida? Esto es entrenarse. Pregúntenle a Jesús, hablen con Jesús. Y si cometen un error en la vida, si se pegan un resbalón, si hacen algo que está mal. No tengan miedo. ‘Jesús, mirá lo que hice ¿qué tengo que hacer ahora?’ Pero siempre hablen con Jesús. ¡En las buenas y en las malas! ¡Cuando hacen una cosa buena y cuando hacen una cosa mala! ¡No le tengan miedo, eso es la oración! Y con eso se van entrenando en el diálogo con Jesús en este discipulado misionero. Y también a través de lossacramentos, que hacen crecer en nosotros su presencia. A través del amor fraterno, del saber escuchar, comprender, perdonar, acoger, ayudar a los otros, a todos, sin excluir y sin marginar. Estos son los entrenamientos para seguir a Jesús: La oración, los sacramentos y la ayuda a los demás. El servicio a los demás.

3. El campo como obra en construcción. Acá estamos viendo cómo se ha construido esto aquí (la iglesia de madera levantada por los jóvenes) Se empezaron a mover los muchachos, las chicas, movieron y construyeron una iglesia. Cuando nuestro corazón es una tierra buena que recibe la Palabra de Dios, cuando «se suda la camiseta», tratando de vivir como cristianos, experimentamos algo grande: nunca estamos solos, formamos parte de unafamilia de hermanos que recorren el mismo camino: somos parte de la Iglesia; Los muchachos, estas chicas, no están solos. En conjunto hicieron un camino y construyeron la iglesia. En conjunto hicieron lo de San Francisco: construir, reparar la iglesia. Les pregunto ¿quieren construir la Iglesia? ¿Se animan? ¿Y mañana se van a olvidar de este ‘sí’ que dijeron?
Somos parte de la Iglesia. Más aún, nos convertimos en constructores de la Iglesia y protagonistas de la historia. Chicos y chicas, por favor, no se metan en la cola de la historia, ¡sean protagonistas! ¡Jueguen para adelante! ¡Pateen adelante! ¡Construyan un mundo mejor! ¡Un mundo de hermanos, un mundo de justicia, de amor, de paz, de fraternidad, de solidaridad! ¡Juéguenla adelante siempre! San Pedro nos dice que somos piedras vivas que forman una casa espiritual (cf. 1 P 2,5). Y mirando este palco, vemos que tiene la forma de una iglesia construida con piedras, con ladrillos. En la Iglesia de Jesús, las piedras vivas somos nosotros, y Jesús nos pide que edifiquemos su Iglesia. Cada uno de nosotros es una piedra viva, es un pedacito de la construcción, y si falta ese pedacito cuando viene la lluvia entra la gotera y se mete el agua dentro de la casa. Cada pedacito vivo tiene que cuidar la unidad y la seguridad de la Iglesia. Y no construir una pequeña capilla donde sólo cabe un grupito de personas. Jesús nos pide que su Iglesia sea tan grande que pueda alojar a toda la humanidad, que sea la casa de todos. Jesús me dice a mí, a vos, a cada uno: «Vayan, y hagan discípulos a todas las naciones». Esta tarde, respondámosle: Sí, Señor, también yo quiero ser una piedra viva; juntos queremos construir la Iglesia de Jesús. Quiero ir y ser constructor de la Iglesia de Cristo.

Tu corazón joven quiere construir un mundo mejor. Sigo las noticias del mundo y veo que en tantos jóvenes, en muchas partes del mundo han salido por las calles para expresar el deseo de una civilización más justa y fraterna. Los jóvenes en la calle. Son jóvenes que quieren ser protagonistas del cambio. Por favor, no dejen que otros sean los protagonistas los cambios. ¡Ustedes son los que tienen el futuro! Por ustedes entra el futuro en el mundo. A ustedes también les pido que sean protagonistas de este cambio. Sigan superando la apatía y ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas que se van planteando en diversas partes del mundo. Les pido que sean constructores del futuro. Que se metan en el trabajo por un mundo mejor. Queridos jóvenes, por favor ¡no balconeen en la vida! ¡Métanse en ella! ¡Jesús no se quedó en el balcón, se metió! ¡No balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús! Sin embargo, queda una pregunta: ¿Por dónde empezamos? ¿A quién le pedimos que empiece esto? Una vez le preguntaron a la Madre Teresa qué era lo que debía cambiar en la Iglesia, y para empezar, ¿por qué pared de la Iglesia empezamos? ¿Por dónde hay que empezar?: ‘Por vos y por mí’, contestó ella. Tenía garra esta mujer. Sabía por dónde había que empezar. Yo también, hoy, le robo la palabra a la Madre Teresa, y te digo ¿empezamos?, ¿por dónde? Por vos y por mí. Cada uno en silencio, otra vez, pregúntese si ¿tengo que empezar por mí? ¿Por dónde empiezo? Cada uno abra su corazón para que Jesús le diga por dónde empiezo.

Queridos amigos, no se olviden: ustedes son el campo de la fe. Ustedes son los atletas de Cristo. Ustedes son los constructores de una Iglesia más hermosa y de un mundo mejor. Levantemos nuestros ojos hacia la Virgen. Ella nos ayuda a seguir a Jesús, nos da ejemplo con su «sí» a Dios: «Aquí está la esclava del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho» (Lc 1,38). Se lo digamos también nosotros a Dios, junto con María: Hágase en mí según tu palabra. Que así sea.





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Posted: 27 Jul 2013 03:23 PM PDT


Da "Folha de S. Paulo" de hoje extrai a notícia que segue, mais por ser ilustrada com a espirituosa foto acima. No final volto a comentar (em letra azul). PEREGRINOS LEVANTAM CARTAZ DE PROTESTO CONTRA ABORTO EM APARECIDA (SP) Peregrinos também levantam bandeiras de protesto. Alguns católicos brasileiros que visitam a cidade de Aparecida (SP) [...]




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Sábado, Julho 27, 2013

















27 de julho de 2013Sem comentários
Paulo Roberto Campos




Na cidade de Aparecida, a faixa escrita em espanhol (língua materna do Papa): “Querido papa, não deixe que a Dilma assine a lei do aborto no Brasil”

Da “Folha de S. Paulo” de hoje extrai a notícia que segue, mais por ser ilustrada com a espirituosa foto acima. No final volto a comentar (em letra azul).
PEREGRINOS LEVANTAM CARTAZ DE PROTESTO CONTRA ABORTO EM APARECIDA (SP)


Peregrinos também levantam bandeiras de protesto. Alguns católicos brasileiros que visitam a cidade de Aparecida (SP) levantaram um cartaz dirigido ao papa Francisco, pedindo que ele não deixe a presidente Dilma sancionar uma lei. A faixa exibia a imagem de uma criança e um balão de pensamento, como se ela rezasse:“Querido papá, no deja que la Dilma firme la ley del abordo en Brasil”(“Querido papa, não deixe que a Dilma assine a lei do aborto no Brasil”). O texto foi escrito em espanhol, língua nativa do pontífice. [click na foto para ampliá-la].

A dentista Valdirene Carreira, 45, de São José dos Campos, foi uma das pessoas que levou o cartaz. “Dilma está para assinar o decreto da lei”, diz.

O projeto de lei da câmara 3/2013, de autoria da deputada Iara Bernardi (PT-SP), dispõe sobre atendimento de pessoas que sofreram violência sexual e, apesar de não tocar no tema da interrupção da gravidez, foi apelidado de “lei do aborto” por alguns movimentos religiosos. [Realmente, o projeto não emprega o termo "aborto", mas eufemismos, como "profilaxia da gravidez"]. 

A CNBB (Conferência Nacional dos Bispos do Brasil) pediu o veto de dois artigos, que tratam de prevenção da gravidez e fornecimento de informações sobre os direitos legais às vítimas”.
____________________

Como já tratamos aqui neste espaço, NÃO BASTA o que pede a CNBB: “o veto de dois artigos” do PLC 3/2013. Esse insuficiente e fraco pedido de veto apenas parcial não resolve o gravíssimo problema, pois deixará uma brecha que vai permitir entrar uma ampliação muito maior de casos de abortamento no Brasil. (vide postagens anteriores).

Daí a importância da iniciativa do movimento “Brasil pela Vida” (www.brasilpelavida.org) com sua campanha de envios de mensagens endereçadas a Dom Orani Tempesta, arcebispo do Rio de Janeiro, solicitando que ele trate da questão com o Papa Francisco, manifestando-lhe nosso pedido: o veto total do hediondo Projeto de Lei da Câmara. Assim, o Pontífice poderá transmitir nossa solicitação a Dilma Rousseff e poderá exortá-la a vetar integralmente tal PLC.

No dia 22 de julho, dia da chegada do Papa à Cidade Maravilhosa, as primeiras 2.844 mensagens já foram entregues na Cúria Metropolitana do Rio (foto ao lado). Há pouco recebi a boa notícia de que o número de assinaturas esta crescendo e já está próximo a 5.000 mensagens. Em breve nova quota será entregue para o arcebispo do Rio. Quem ainda não assinou poderá fazê-lo clicando aqui.

Oxalá o Romano Pontífice possa de fato falar com a presidente Dilma pedindo-lhe o VETO INTEGRAL do tal projeto abortista, pois, como reza a expressão latina: “Roma locuta, causa finita” (“Roma falou, a causa está encerrada”) — ou seja, o veto total estará garantido!

Deus lo Vult!











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Deus lo Vult!





Publicado por Jorge Ferraz (admin), em 15/07/2013. 9 comentários.






Blog temporariamente em recesso, enquanto o seu autor vai à Cidade Maravilhosa encontrar-se com o Papa e com católicos do mundo inteiro que lá estarão por ocasião da Jornada Mundial da Juventude.

Ja no aeroporto. Como de costume, conectividade em viagem é incerta. Previsão de retorno: 31 de julho. Comportem-se sem mim.



Publicado por Jorge Ferraz (admin), em 11/07/2013. 5 comentários.






No meio das recentes polêmicas sobre o aborto em caso de estupro (saiu também na ACI), duas bonitas histórias sobre gravidez e filhos. Ambas publicadas na mídia secular.

Eu, Leitora: “Meu bebê foi operado dentro de mim”, na Marie Clarie. «A cirurgia durou quatro horas e meia. Fiquei completamente sedada. Os médicos fizeram um corte acima de onde se faz a cesárea, abriram o útero, tiraram um pouco do líquido amniótico, viraram a bebê de costas e lhe deram uma anestesia na altura da bolha. Fizeram a correção na coluna, repuseram parte do líquido retirado e costuraram novamente o útero e a barriga. Após a operação, passei 24 horas com anestesia na UTI, onde o médico me examinou e mostrou que a coluna da Lívia estava corrigida. Foi um alívio, fiquei emocionada».

Bebê considerado morto é achado com vida em capela de hospital, em G1. «A dona da funerária que atendeu à família diz não acreditar no que presenciou na capela do hospital. “A avó me ligou para buscar o corpo e eu fui. Chegando lá, encontrei o corpo da menina em cima do altar da capela. De repente, vimos que ela ergueu a perninha. Nós nem acreditamos. Ela estava respirando. Nos abraçamos e começamos gritar: ‘Ela está viva, ela está viva!’”, relata a dona da funerária, Rosiles Ferro».

São histórias bonitas que nos enchem de esperança, por ver que ainda é possível encontrar pessoas que se importam com a vida humana mesmo enquanto ela ainda é frágil e indefesa – doente até, desiludida pela medicina. Ainda há quem seja capaz de se maravilhar com o milagre da vida.


Publicado por Jorge Ferraz (admin), em 10/07/2013. 51 comentários.






Faço eco à importante denúncia que o pe. Paulo Ricardo colocou em seu blog, a respeito da tramitação-relâmpago de um projeto que abre ainda mais as portas para o aborto no Brasil. Trata-se do PL 60/99 (isso mesmo, de catorze anos atrás), que foi desengavetado às pressas em março último e, após se metamorfosear no PLC 03/2013, passou incólume e a uma velocidade super-sônica por dois plenários e duas comissões no Congresso, até ser definitivamente aprovado na semana passada e encaminhado agora para sanção presidencial. Sim, este projeto já tramitou pelas duas casas tudo o que podia tramitar, já foi aprovado quatro vezes e, agora, a única coisa que pode impedi-lo de se transformar em lei é o veto da sra. Dilma Rousseff!

Leiam a história completa no site do Padre Paulo. Eu vou resumir: o projeto que«[d]ispõe sobre o atendimento obrigatório e integral de pessoas em situação de violência sexual» é bem pequeno, contendo apenas duas páginas e quatro artigos. O último diz somente que a lei entra em vigor noventa dias após a publicação. O primeiro fala genericamente que os hospitais devem prestar apoio à mulher vítima de violência sexual e, o segundo, define esta como «qualquer forma de atividade sexual não consentida».

É no artigo terceiro, onde estão definidos os «serviços» que devem ser imediatae obrigatoriamente prestados às vítimas de violência sexual, que se encontram os maiores problemas. Mais especificamente, nos dois seguintes incisos:


IV – profilaxia da gravidez;

[...]

VII – fornecimento de informações às vítimas sobre os direitos legais e sobre todos os serviços sanitários disponíveis.

O texto publicado pelo Padre Paulo explica muito corretamente que isto é estratégia abortista clássica, que na prática legaliza o aborto por via oblíqua através da «técnica de ampliar o significado das exceções para os casos de aborto até torná-las tão amplas que na prática possam abranger todos os casos». É exatamente isso o que se vem fazendo no Brasil há anos, como qualquer leitor regular do Pró-Vida de Anápolis está cansado de saber.

A malícia do PLC 03/2013 reside precisamente na proeza de autorizar o aborto sem mencioná-lo uma única vez. A má fé dos que o redigiram e trabalharam por sua aprovação relâmpago revela-se insofismavelmente quando consideramos que ele permite – mais ainda, manda – o «serviço» (!) do aborto sem precisar citá-lo explicitamente.

Afinal de contas, a tal “profilaxia da gravidez” do inciso IV acima citado é um termo provavelmente recém-inventado, que na prática vai ser lido como “emprego de micro-abortivos”. Também os “direitos legais” do inciso VII serão interpretados como uma autorização prévia para assassinar uma criança inocente, cuja previsão não existe na legislação brasileira. Deste modo, fortalece-se e sedimenta-se a ideologia abortista no Brasil sem precisar mexer na legislação.

O que pode ser feito? Entrar em contato com os órgãos do Poder Executivo Nacional, sem dúvidas, para marcar posição e exigir o veto presidencial; não para o projeto como um todo, porque é óbvio que os hospitais devem fornecer medicação contra DSTs para as vítimas de estupro (art. 3º, caput, V) e é justo que as encaminhem «ao órgão de medicina legal e às delegacias especializadas com informações que possam ser úteis à identificação do agressor» (id. ibid., III), por exemplo, mas pelo menos para os incisos IV e VII, que na prática não servem para outra coisa senão para exigir que profissionais de saúde traiam o juramento que fizeram na sua formatura e sujem as suas mãos com o sangue de inocentes.

E, quando o veto não vier e a lei entrar em vigor, o que se pode fazer é adesobediência civil pura e simples, por meio de objeção de consciência: preste-se todo o serviço e apoio às vítimas de violência sexual sim, e com denodo e dedicação; mas não se lhes ministrem drogas abortivas e, absolutamente, não se lhes entreguem às garras dos abutres depravados (muitas vezes ditos «assistentes sociais») ávidos pelo sangue de crianças abortadas! Que elas sejam tratadas com toda a atenção e humanidade que não costumam encontrar nas mãos das militantes pró-aborto (mesmo as transvestidas de «assistentes sociais») que nelas não vêem senão uma oportunidade de cometerem um crime hediondo sem ser punidas por isso.


Publicado por Jorge Ferraz (admin), em 09/07/2013. 3 comentários.






[Foi publicado o decreto com o qual o Papa Francisco concede indulgências para os que participarão - mesmo espiritualmente - da Jornada Mundial da Juventude que acontecerá nas próximas semanas no Rio de Janeiro. O texto latino encontra-se no site da Santa Sé; a tradução para o português abaixo eu encontrei no site da JMJ. Rezemos e aproveitemos estes dons que a Igreja de Cristo nos concede; unamo-nos ao Sucessor de Pedro e ofereçamos a nossa contribuição para o bom êxito deste evento da nossa juventude que tem tanta necessidade de Cristo.]


D E C R E T U M

quo, occasione “XXVIII Mundialis Iuvenum Diei”
Indulgentiarum conceditur donum

Concede-se o dom das Indulgências por ocasião da “XXVIII” Jornada Mundial das Juventude”, que será celebrada no Rio de Janeiro durante o corrente Ano da Fé.

O Santo Padre Francisco, desejando que os jovens, em união com os fins espirituais do Ano da Fé, convocado pelo Papa Bento XVI, possam obter os frutos esperados de santificação da “XXVIII Jornada Mundial da Juventude, que se celebrará de 22 a 29 do próximo mês de Julho, no Rio de Janeiro, e que terá por tema: “Ide e fazei discípulos por todas as nações (cfr Mt 28, 19)”, na Audiência concedida no passado 3 de Junho ao subscrito Cardeal Penitenciário-mor, manifestando o coração materno da Igreja, do Tesouro das satisfações de Nosso Senhor Jesus Cristo, da Beatíssima Virgem Maria e de todos os Santos, estabeleceu que todos os jovens e todos os fiéis devidamente preparados pudessem usufruir do dom das Indulgências como determinado:

a.- concede-se a Indulgência plenária, obtenível uma vez por dia mediante as seguintes condições (confissão sacramental, comunhão eucarística e oração segundo as intenções do Sumo Pontífice) e ainda aplicável a modo de sufrágio pela almas dos fiéis defuntos, pelos fiéis verdadeiramente arrependidos e contritos, que devotamente participem nos ritos sagrados e exercícios de piedade que terão lugar no Rio de Janeiro.

Os fiéis legitimamente impedidos, poderão obter a Indulgência plenária desde que, cumprindo as comuns condições espirituais, sacramentais e de oração, com o propósito de filial submissão ao Romano Pontífice, participem espiritualmente nas sagradas funções nos dias determinados, desde que sigam estes ritos e exercícios piedosos enquanto se desenrolam, através da televisão e da rádio ou, sempre que com a devida devoção, através dos novos meios de comunicação social;

b.- concede-se a Indulgência parcial aos fiéis, onde quer que se encontrem durante o mencionado encontro, sempre que, pelo menos com alma contrita, elevem fervorosamente orações a Deus, concluindo com a oração oficial da Jornada Mundial da Juventude, e devotas invocações à Santa Virgem Maria, Rainha do Brasil, sob o título de “Nossa Senhora da Conceição Aparecida”, bem como aos outros Patronos e Intercessores do mesmo encontro, de modo a que estimulem os jovens a se fortalecerem na fé e a caminharem na santidade.

Para que os fiéis possam mais facilmente participarem destes dons celestes, os sacerdotes, legitimamente aprovados para ouvir confissões sacramentais, com ânimo pronto e generoso se prestem a acolhê-las e proponham aos fiéis orações públicas, pelo bom êxito desta “Jornada Mundial da Juventude”.

O presente Decreto tem validade para este encontro. Não obstante qualquer disposição contrária.

Datum Romae, ex aedibus Paenitentiariae Apostolicae, die XXIV mensis Iunii, anno Incarnationis Dominicae MMXIII, in sollemnitate Sancti Ioannis Baptistae.

Emmanuel S. R. E. Card. Monteiro de Castro
Paenitentiarius Maior

Christophorus Nykiel
Regens




Publicado por Jorge Ferraz (admin), em 08/07/2013. 14 comentários.






O Leonardo Boff não gostou da primeira encíclica do Papa Francisco. Claro que ele não poderia gostar, uma vez que é bem conhecido o orgulhoso desprezo do ex-frade por tudo aquilo que é católico. O seu texto, contudo, é espantoso: analisando-o, parece que o “teólogo” sequer leu a Lumen Fidei que desde o primeiro parágrafo se propõe a desqualificar. Vejamos:


A Encíclia (sic) não traz nenhuma novidade espetacular que chamasse a atenção da comunidade teológica

Certamente é bem difícil conceber algum tipo de “novidade espetacular” que pudesse ser possível em um texto sobre a Fé da Igreja, que é a mesma ontem, hoje e sempre! No entanto, «[a] fé como escuta e visão» (LF 29-31) é um dos pontos mais ricos do texto pontifício, que aborda o assunto sob um prisma que eu não me recordo de ter encontrado em documentos eclesiásticos. O Papa diz que a Fé é simultaneamente ouvir e ver, o que transcende a Revelação vetero-testamentária (cuja expressão máxima se encontra no Sh’ma Yisrael - «ouve, ó Israel») e só encontra a sua plenitude na Encarnação de Cristo, que é a Palavra do Pai, que pode ser vista e ouvida e até mesmo tocada: «Por meio da sua encarnação, com a sua vinda entre nós, Jesus tocou-nos e, através dos sacramentos, ainda hoje nos toca; desta forma, transformando o nosso coração, permitiu-nos — e permite-nos — reconhecê-Lo e confessá-Lo como Filho de Deus» (LF 31). A beleza da imagem escapa completamente aos olhos remelentos do caquético ex-franciscano.


É um texto dirigido para dentro da Igreja. Fala da luz da fé para quem já se encontra dentro no mundo iluminado pela fé.

Aqui o absurdo chega às raias da falsificação intelectual pura e simples. A introdução da Encíclica coloca a questão em termos absolutamente não-crentes: começa analisando justamente «a objecção que se levanta de muitos dos nossos contemporâneos, quando se lhes fala desta luz da fé» (LF 2) e diz que «urge recuperar o carácter de luz que é próprio da fé, pois, quando a sua chama se apaga, todas as outras luzes acabam também por perder o seu vigor» (LF 4). E ainda: «a fé enriquece a existência humana em todas as suas dimensões» (LF 6). Não há sombra de «reflexão intrasistêmica» aqui, como se fosse um texto auto-referenciado e que só servisse para sedimentar católicos hermeticamente isolados de um mundo sem Fé.

E mais: os capítulos II e IV têm um evidente apelo para os que não crêem. Aquele por colocar a Fé como uma modalidade de conhecimento; este, por advogar com veemência os influxos benéficos da Fé para a vida em sociedade. Leiam-se os seguintes excertos – trago só dois – e digam honestamente se é possível dizer que esta Encíclica não tem nada a dizer para os que não têm Fé:
A fé ilumina também a matéria, confia na sua ordem, sabe que nela se abre um caminho cada vez mais amplo de harmonia e compreensão. Deste modo, o olhar da ciência tira benefício da fé: esta convida o cientista a permanecer aberto à realidade, em toda a sua riqueza inesgotável. A fé desperta o sentido crítico, enquanto impede a pesquisa de se deter, satisfeita, nas suas fórmulas e ajuda-a a compreender que a natureza sempre as ultrapassa. Convidando a maravilhar-se diante do mistério da criação, a fé alarga os horizontes da razão para iluminar melhor o mundo que se abre aos estudos da ciência [LF 34].

Assimilada e aprofundada em família, a fé torna-se luz para iluminar todas as relações sociais. Como experiência da paternidade e da misericórdia de Deus, dilata-se depois em caminho fraterno. Na Idade Moderna, procurou-se construir a fraternidade universal entre os homens, baseando-se na sua igualdade; mas, pouco a pouco, fomos compreendendo que esta fraternidade, privada do referimento a um Pai comum como seu fundamento último, não consegue subsistir; por isso, é necessário voltar à verdadeira raiz da fraternidade [LF 54].

Ainda, o número 35 da Encíclica fala sobre «A fé e a busca de Deus» e tenciona explicitamente «oferece[r] a contribuição própria do cristianismo para o diálogo com os seguidores das diferentes religiões» (id. ibid.).

E ainda vem o Boff me dizer que se trata de um texto que somente fala da Fé Católica para os que já são católicos! Ele tem certeza de que está falando daLumen Fidei?


[O texto t]em dificuldade em aceitar um dos temas mais caros do pensamento moderno: a autonomia do sujeito e o uso que faz da luz da razão.

Evidentemente nenhum sujeito tem “autonomia” alguma frente à realidade das coisas: se minha conta bancária está negativa, é claro que eu não posso evocar a minha “autonomia intelectual” para afirmá-la cheia de dinheiro e com isso saldar os meus credores. Mas o «uso que [o indivíduo] faz da luz da razão» perpassa todo o documento, e é exatamente isto que o Papa em diversos pontos evoca em favor da Fé. Por exemplo, citando Sto. Agostinho, afirma que «a busca da razão, com o seu desejo de verdade e clareza, aparece integrada no horizonte da fé, do qual recebeu uma nova compreensão» [LF 33]. E ainda: «a busca da verdade é uma questão de memória, de memória profunda, porque visa algo que nos precede e, desta forma, pode conseguir unir-nos para além do nosso « eu » pequeno e limitado» [LF 25].


Esta afirmação [«“sem a verdade a fé não salva” (n.24)»] é problemática em termos teológicos

Em termos teológicos, o Boff é que é problemático. Aliás, problemático é eufemismo: ele é errado mesmo.


pois toda a Tradição, especialmente, os Concílios tem afirmado que somente salva “aquela verdade, informada pela caridade” (fides caritate informata).

Sim, e isso é repetido pela própria Lumen Fidei logo no seu início: «Fé, esperança e caridade constituem, numa interligação admirável, o dinamismo da vida cristã rumo à plena comunhão com Deus» (LF 7). De onde raios o Boff tirou que a Encíclica defenderia uma Fé separada da Caridade?


Mas se constata na Encíclia uma dolorosa lacuna que lhe subtrae (sic) grande parte da relevância: não aborda as crises da fé do homem de hoje, suas dúvidas, suas perguntas que nem a fé pode responder: Onde estava Deus no tsunami que dizimou milhares de vida ou em Fukushima? Como crer depois dos massacres de milhares de indígenas feitos por cristãos ao longo de nossa história, dos milhares de torturados e assassinados pelas ditaduras militares dos anos 70-80? Como ainda ter fé depois dos milhões de mortos nos campos nazistas de extermínio? A encíclica não oferece nenhum elemento para respondermos a estas angústias.

Custa acreditar que este parágrafo possa ter sido escrito, pois a Lumen Fideireserva, sim, e explicitamente, um trecho para falar do sofrimento do mundo:


A luz da fé não nos faz esquecer os sofrimentos do mundo. Os que sofrem foram mediadores de luz para tantos homens e mulheres de fé; tal foi o leproso para São Francisco de Assis, ou os pobres para a Beata Teresa de Calcutá. Compreenderam o mistério que há neles; aproximando-se deles, certamente não cancelaram todos os seus sofrimentos, nem puderam explicar todo o mal. A fé não é luz que dissipa todas as nossas trevas, mas lâmpada que guia os nossos passos na noite, e isto basta para o caminho. Ao homem que sofre, Deus não dá um raciocínio que explique tudo, mas oferece a sua resposta sob a forma duma presença que o acompanha, duma história de bem que se une a cada história de sofrimento para nela abrir uma brecha de luz. [LF 57]

E este eu tenho certeza de que o Boff o leu, porque dois parágrafos antes ele citou a «lâmpada que guia os nossos passos na noite». Parece que, para o ex-franciscano, a resposta do Papa Francisco não é suficiente. Gostaria, então, de conhecer a relevante contribuição teológica que o Leonardo Boff tem a dar para o problema do mal no mundo, que seja melhor do que os textos magisteriais sobre o assunto resumidos nas linhas acima da Lumen Fidei.

Na verdade, o grande problema do Boff é com as partes «fortemente doutrinárias» do documento do Papa Francisco. O que provoca calafrios no velho boffento é ler a Doutrina Católica explícita com desconcertante clareza em vários pontos da Encíclica, como p.ex. quando o Papa diz com todas as letras que «[s]em verdade, a fé não salva» (LF 24); ou que «a teologia é impossível sem a fé» (LF 36), que ela «partilha a forma eclesial da fé» (id. ibid) e que «não considera o magistério do Papa e dos Bispos em comunhão com ele como algo de extrínseco, um limite à sua liberdade, mas, pelo contrário, como um dos seus momentos internos constitutivos» (id. ibid.); ou ainda que a Fé «é uma só» e por isso deve ser confessada «em toda a sua pureza e integridade» (LF 48), e isso de tal modo que «danificar a fé significa danificar a comunhão com o Senhor» (id. ibid.). É isso que o Boff não suporta. O que, para nós católicos, tem um quê de positivo: afinal, se o Boff não gostou da Encíclica, isso significa que ela é realmente boa. E que portanto deve ser bem lida, meditada e posta em prática.


Publicado por Jorge Ferraz (admin), em 05/07/2013. 5 comentários.






Dado que a fé é uma só, deve-se confessar em toda a sua pureza e integridade. Precisamente porque todos os artigos da fé estão unitariamente ligados, negar um deles — mesmo dos que possam parecer menos importantes — equivale a danificar o todo. Cada época pode encontrar pontos da fé mais fáceis ou mais difíceis de aceitar; por isso, é importante vigiar para que se transmita todo o depósito da fé (cf. 1 Tm 6, 20) e para que se insista oportunamente sobre todos os aspectos da confissão de fé. De facto, visto que a unidade da fé é a unidade da Igreja, tirar algo à fé é fazê-lo à verdade da comunhão. Os Padres descreveram a fé como um corpo, o corpo da verdade, com diversos membros, analogamente ao que se passa no corpo de Cristo com o seu prolongamento na Igreja. A integridade da fé foi associada também com a imagem da Igreja virgem, com o seu amor esponsal fiel a Cristo: danificar a fé significa danificar a comunhão com o Senhor. A unidade da fé é, por conseguinte, a de um organismo vivo, como bem evidenciou o Beato John Henry Newman, quando enumera, entre as notas características para distinguir a continuidade da doutrina no tempo, o seu poder de assimilar em si tudo o que encontra, nos diversos âmbitos em que se torna presente, nas diversas culturas que encontra, tudo purificando e levando à sua melhor expressão. É assim que a fé se mostra universal, católica, porque a sua luz cresce para iluminar todo o universo, toda a história.

Papa Francisco




Publicado por Jorge Ferraz (admin), em 04/07/2013. Um comentário.






Uma reportagem que eu li ontem n’O Globo (“Criação de igreja é negociada até em anúncio de classificados”) me levou à seguinte divagação.

Não é incomum encontrarmos casos de pastores protestantes acusados de estelionato – uma rápida busca ao Google me revelou um caso em Araçatuba, outro em São Bernardo e um terceiro em Sergipe, e isso só nos primeiros resultados. Ora, estelionato é o famoso 171 do Código Penal, cuja definição se inicia da seguinte maneira: «Obter, para si ou para outrem, vantagem ilícita, em prejuízo alheio, induzindo ou mantendo alguém em erro». O itálico é meu.

A pergunta óbvia é: com que autoridade os poderes civis podem sentenciar que uma determinada doutrina religiosa é um erro? A resposta é igualmente óbvia: com nenhuma. É por isso que as supracitadas acusações foram feitas não com base nas barbaridades apregoadas pelos pastores, mas sim se referindo a certos “deslizes” que eles cometeram. O primeiro prometeu devolver uma doação e não o fez, o segundo passou a vida fazendo maracutaias com empréstimos financeiros e, o terceiro, vendeu casas populares que nunca foram entregues.

Estes casos independem da religião de seus autores: tanto faz aqui se são pastores evangélicos, umbandistas ou neo-ateus. No entanto, o estigma carregado especificamente pelos pastores evangélicos não é oriundo desse tipo de “criminalidade comum” pela qual alguns deles são condenados. Na percepção popular, o engodo está perfeitamente caracterizado a partir do instante em que o “pastor” associa qualquer tipo de benefício espiritual a doações realizadas pelos fiéis. Ora, isso não é um crime civil e sim um eclesiástico: isso, mesmo prescindindo de qualquer avaliação sobre se o sujeito é ou não capaz de fazer o que promete, chama-se em boa linguagem teológica de simonia.

O irônico da história é que o Estado inimigo da Igreja encontra-se completamente alijado do embasamento religioso que lhe possibilitaria identificar (e conseqüentemente punir) o crime da simonia. No entanto, a falcatrua religiosa não deixa de existir pelo fato das autoridades públicas deliberadamente voltarem as costas para ela e – mais importante! – os cidadãos comuns não dispõem de suficiente ideologia para deixarem de perceber a simonia como uma coisa escancaradamente errada, à qual não se pode dar livre curso na sociedade.

Qualquer pessoa em sã consciência percebe naturalmente que esta prática é abusiva, socialmente deletéria e deve ser coibida. No entanto, para os casos em que não é possível encontrar um crime comum para enquadrar o herege (punindo assim uma coisa por outra), como este impasse é resolvido?

Nas esferas mais baixas, o estigma de «crente ladrão» ou «pastor safado» é um mecanismo sociológico de defesa empregado para uma tentativa – incipiente e imperfeita, sem dúvidas – de restabelecimento da ordem social, ameaçada por uma situação anômala e escandalosa cuja proliferação é impiedosamente favorecida pela ausência de mecanismos institucionais de regulação. Este preconceito sozinho, no entanto, se não conseguir oferecer resistência à propagação da injustiça religiosa, termina por pressionar as esferas mais altas a tomarem alguma providência.

Nas esferas mais altas, a “solução” encontrada é dupla: ou se dá livre curso a toda sorte de mercenários da fé (e isso fortalece o preconceito acima referido), ou – e este é o ponto mais perigoso aqui – o Estado se arroga o direito de arbitrar questões de fé e se imiscui no relacionamento entre fiel e líder religioso, extrapolando a sua competência e sentenciando uma «coação moral e psicológica» exercida sobre a «vulnerabilidade emocional» do pobre fiel lesado - ou coisa parecida. O acerto de fato desta condenação concreta não nos pode fazer olvidar a questão de princípio, que é sobre a inexistência de jurisdição dos poderes civis em matéria religiosa. Banida a Igreja da vida pública, termina-se por forçar o Estado a absorver cercas competências que ele, em absoluto, não pode exercer.

Casos como o da criação de igreja anunciada em classificados de jornais provocam uma justa indignação e, por serem extremamente caricatos, servem para ilustrar com eloqüência aquela máxima medieval que justificava a imposição de penas civis para questões religiosas. Sobre isso dizia Santo Tomás de Aquino:


É muito mais grave corromper a fé, que é a vida da alma, do que falsificar a moeda, que é o meio de prover à vida temporal. Se, pois, os falsificadores de moedas e outros malfeitores são, a bom direito, condenados à morte pelos príncipes seculares, com muito mais razão os hereges, desde que sejam comprovados tais, podem não somente ser excomungados, mas também em toda justiça ser condenados à morte.


Se a pena aplicada é de prisão ou de morte, trata-se de questão secundária e acidental: trata-se do ordenamento jurídico de cada época. O que é interessante aqui é verificar o ressurgimento (ou será que ele nunca desapareceu?) deste princípio tão criticado pelos modernos. Ao que parece, na cabeça de alguns, se é a Igreja que aponta os desvios religiosos para os poderes públicos, então isso é uma coisa absurda e inadmissível; mas se são os próprios poderes públicos a, por conta própria, identificarem, julgarem e punirem crimes de Fé, então está tudo muito bem e a isso se chama avanço e progresso. O perigo escondido nesta contradição não pode ser ignorado. A mim, esta prerrogativa de César não me parece nada sadia.


Publicado por Jorge Ferraz (admin), em 03/07/2013. Um comentário.






Três artigos muito oportunos e atuais.

- Cuidado com os pacatos!, escrito há mais de trinta anos. «Quero ser ainda mais concreto. Se a esquerda for açodada na efetivação das reivindicações “populares” e niveladoras com que subiu ao poder; – se se mostrar abespinhada e ácida ao receber as críticas da oposição; – se for persecutória através do mesquinho casuísmo legislativo, da picuinha administrativa ou da devastação policialesca dos adversários, o Brasil se sentirá frustrado na sua apetência de um regime “bon enfant” de uma vida distendida e despreocupada. Num primeiro momento, distanciar-se-á então da esquerda. Depois ficará ressentido. E, por fim, furioso. A esquerda terá perdido a partida da popularidade».

- Abaixo a corrupção!, hoje publicado. «O Papa Francisco tem insistido sobre a diferença entre pecado e corrupção, entre o pecador e o corrupto. Segundo ele, pecadores somos todos nós, mas o corrupto é aquele que deu um passo a mais: perdeu a noção do bem e do mal. Já não tem mais o senso do pecado. Os corruptos fazem de si mesmos o único bem, o único sentido; negando-se a reconhecer a Deus, o sumo Bem, fazem para si um Deus especial: são Deus eles mesmos. O Papa lembrou que São Pedro foi pecador, mas não corrupto, ao passo que Judas, de pecador avarento, acabou na corrupção».

- Amestrando proletários, de ontem. Não trata diretamente de política e corrupção, mas fustiga o politicamente correto hoje hegemônico – também (e principalmente) nos nossos governantes. Recomendo muitíssimo uma leitura na íntegra, uma vez que é até difícil escolher um excerto para o ilustrar. Correndo o risco de ser injusto para com o artigo inteiro, arrisco-me por este: «A caricatura do “proletário” como um jumento apedeuta diz mais sobre as patrulhas politicamente corretas do que sobre o proletariado que elas julgam defender. [...] O conhecimento verdadeiro não tem cor, sexo ou classe. E, quando tem, então não é conhecimento verdadeiro».


Publicado por Jorge Ferraz (admin), em 03/07/2013. 8 comentários.






Toda vida vale a pena. Bebê nasce prematuro – 19 semanas e três dias – e vive somente alguns minutos.


«Eu o mantive perto do meu coração, contei os dedos dos seus pés e beijei sua cabecinha. Guardarei para sempre as calorosas lembranças que tenho dele».

Mais fotos aqui e aqui.


Publicado por Jorge Ferraz (admin), em 02/07/2013. 2 comentários.






Um dos aspectos menos compreendidos da doutrina da Igreja Católica diz respeito à proibição dos contraceptivos. O problema acontece porque este ensinamento é as mais das vezes deslocado do seu lugar natural e, com isso, a sua correta apreciação fica prejudicada. Geralmente não adianta meramente citar os documentos magisteriais sobre o assunto, porque eles se direcionam a uma situação distinta daquela que os interlocutores estão geralmente imaginando – o que contribui para a confusão.

O ensinamento católico encontra a sua formulação lapidar na conhecidaHumanae Vitae de Paulo VI: é «de excluir toda a ação que, ou em previsão do ato conjugal, ou durante a sua realização, ou também durante o desenvolvimento das suas conseqüências naturais, se proponha, como fim ou como meio, tornar impossível a procriação» (HV 14). A expressão mais importante aqui é «ato conjugal», que evidentemente pressupõe dois cônjuges: um esposo e uma esposa unidos pelos sagrados liames do Matrimônio. O que a Igreja diz aqui, simplesmente, é que para os esposos não é uma «via legítima para a regulação dos nascimentos» (id. ibid.) recorrer à contracepção artificial.

Penso que, para a maior parte das pessoas, o recurso aos contraceptivos dá-se não num contexto de entrega conjugal, mas sim de sexo fora do Matrimônio. Ora, sexo fora do Matrimônio é já pecado de per si: trata-se ou de adultério ou de fornicação, em qualquer dos casos uma grave violação do Sexto Mandamento que não passa a ser pecaminosa somente por causa do preservativo utilizado e nem deixa de sê-lo caso o ato sexual seja feito sem camisinha. Para uma correta compreensão do ensinamento católico é preciso, penso, separar as duas coisas. Ou melhor, as três coisas.

A primeira coisa, a se dizer para os casais casados, é que a regulação artificial da natalidade é intrinsecamente desordenada. Para isso valem as razões evocadas na Humanae Vitae e em outros documentos similares, que apontam para o nexo intrínseco entre «o significado unitivo e o significado procriador» (HV 13) do ato conjugal como querido por Deus e inscrito na natureza sexuada humana.

A segunda coisa, a se dizer para os solteiros, não pode ser simplesmente «não use camisinha». O que é preciso lhes dizer é que não façam sexo fora do casamento. Isso é uma coisa muito mais básica do que o veto à contracepção artificial, e se explica à luz da antropologia cristã e do significado mais profundo da sexualidade humana, que não pode ser reduzida ao hedonismo doentio com o qual é tratada nos dias de hoje. Pretender explicar a imoralidade da contracepção para gente que ainda não entendeu sequer que não pode sair por aí tendo relações sexuais com desconhecidos (*) é uma tática evidentemente fadada ao fracasso.

[(*) Para fins de intimidade conjugal, um amigo, um namorado ou mesmo um noivo é um desconhecido. É uma pessoa que, por sua própria condição, não tem o direito a certas intimidades que são próprias dos esposos unidos em uma empresa comum para a vida inteira: enquanto este compromisso mútuo não for firmado, e enquanto permanecer aberta a possibilidade de que os caminhos de ambos venham a se separar, duas pessoas são estranhas entre si independente do tempo há que se conheçam e da quantidade de informações sobre a outra que cada uma delas possua.

O amor conjugal está alicerçado sobre a entrega integral em vistas ao futuro, e não sobre o tempo gasto no passado. Ter passado algum tempo (por grande que ele seja) com uma pessoa é coisa banal, que se pode advogar até mesmo em favor de animais irracionais; em princípio, um cachorro pode ter passado a sua vida inteira com uma única cadela, ou um boi com uma única vaca, e nem por isso é-nos possível elevar o "relacionamento" deles ao patamar do amor humano.

Ao contrário, devotar o seu futuro a um companheiro é ato de liberdade por excelência, único digno da natureza humana que detém inteligência e vontade para ser senhora da própria existência. É fácil assenhorear-se do que já passou, entregar fatos consumados sobre os quais não se pode fazer mais nada; o que é verdadeiramente digno e humano é entregar o que ainda não é (e nada, a não ser o próprio amor, impede que seja diferente). Enquanto esta entrega não for feita, repito, duas pessoas são a rigor desconhecidas entre si. Não por acaso a Bíblia emprega a palavra "conhecer" para se referir aos atos sexuais.]

Uma terceira coisa se precisa dizer a respeito dos preservativos, e que é ligeiramente diferente das duas acima. Refere-se aos efeitos sociais deletérios da contracepção artificial. Sobre estes, é útil citar as palavras do saudoso D. Estêvão Bettencourt:


Não se deve argumentar a partir da onda de erotismo hoje existente para legitimar o sexo livre. Essa onda seria incoercível e, de certo modo, obrigaria jovens e adultos à prática sexual extraconjugal. — Na verdade, não é a freqüência ou a pujança de um determinado comportamento que o torna lícito. Como os assaltos dos malfeitores e a corrupção dos homens públicos são freqüentes, mas nem por isso são legitimados, assim também o sexo livre, por mais freqüente que seja, fica sendo reprovável. É muito mais sadio e educativo incitar os jovens e a sociedade ao uso regrado do sexo (por que não dizer, à castidade?) do que se deixar dominar pelos modismos; aliás, a disciplina e o autodomínio, no caso, são a única solução cristã.

É fácil ver que, num círculo vicioso, a promiscuidade é retroalimentada precisamente por estas tentativas de se lhe “minimizar” os danos. É fácil ver que as incontáveis campanhas de “sexo seguro” que empestam a nossa sociedade contemporânea têm o efeito de predispôr as pessoas (mormente os jovens) ao sexo livre e irresponsável, como se os males decorrentes de uma vida sexual desordenada unicamente se resumissem a meia dúzia de doenças sexualmente transmissíveis; como se, mutatis mutandis, o único problema do destempero à mesa fossem taxas de colesterol elevadas, e os mais deploráveis espetáculos de glutonice pudessem se transformar na mais sublime expressão da dignidade humana se forem seguidos de cuidadosas lavagens estomacais. À luz de tudo isso, é fácil perceber como os contraceptivos na verdade agravam o problema, que – parafraseando D. Estêvão – só pode ser corretamente enfrentado à luz de disciplina e de autodomínio, coisas cujo abandono não conduz senão à degradação humana. E disso, infelizmente, a nossa sociedade dá um triste testemunho.