Vamos a contar mentiras, tralalá
“La pequeña guerra de las galaxias..” Por: Teodoro Petkoff Fernando RodríguezDiario TalCual12 de junio de 2013
Ya estamos acostumbrados a que José Vicente Rangel anuncie en
casi todos sus programas dominicales una inminente conspiración, un
magnicidio o un genocidio, de origen nacional y/o internacional, sin que
ello tenga mayores repercusiones en la opinión, ni siquiera continuidad
en su reiterado oficio de descifrador de planes macabros.
Eso le obliga a subir cada vez más el nivel de truculencia de sus
denuncias y a poner más rigidez y tragicidad en su rostro al hacerlas.
Hay que reconocerle que en su última intervención televisiva logró el
objetivo de hacerse oír.
Realmente no es una bagatela decir que la oposición de ultraderecha
venezolana ha comprado en Dallas 18 aviones de guerra que serán
resguardados en una base norteamericana en Colombia y cuyo fin es,
naturalmente, atacar al gobierno bolivariano, son parte de una
descomunal conspiración contra el socialismo del siglo XXI.
Esto ha producido que el vicepresidente colombiano haya sugerido que
hasta la ONU debería intervenir dada la magnitud de la afirmación que
involucra a tres países, seguramente muchísimos millones de dólares que
alguien de un descomunal poder ha desembolsado y, en definitiva, la paz
del continente. De ahí al otro extremo, a que Henrique Capriles lo
catalogara, a nuestro entender con más realismo, de un buen chiste “solo
posible en una mente retorcida y oscura como la de ese nefasto
personaje”, amén de recordarle sus vínculos con comisiones y
corruptelas.
Sería interesantísimo que Rangel nos cuente el próximo domingo cómo y
cuándo van a entrar en acción esos temibles aparatos y el papel que
Obama, Santos y Capriles tienen en esa eventual pequeña guerra de las
galaxias.
Por supuesto el presidente Maduro no dudó un instante en avalar la
tesis, recuérdese que se lo persigue continuamente, entre otras cosas
para inocularle un veneno de larga duración. Es más, precisó que son
gente del petróleo radicada en Colombia y algunas compañías petroleras
los actores principales del filme.
Pero hay más, el ministro del Interior, que al parecer también le
gusta jugar a inventar cuentos de intrigas internacionales, como el del
cineasta Tracy y algunos otros, agarró media docena de colombianos, al
parecer malandrosos, más bien narcotraficantes, y dedujo como si se
tratara de una inferencia matemática que de seguro iban a matar a
Nicolás o en su defecto a algún otro alto dignatario.
Colombiano preso, colombiano agente de las más arteras conspiraciones transnacionales.
Si se juntan todas estas variantes hay que concluir que delincuencia
aterradora, desoladora escasez y volcánica inflación son pistoladas en
estas horas de preguerra que vivimos. La verdad es que no sabemos en qué
va a parar todo esto, sus efectos, si no sucede lo peor, podrían
limitarse, por ejemplo, a que la gente multiplique sus compras
nerviosas, y aumente la escasez, dada la amenaza bélica, que ya es
bastante.
O a que se deterioren las relaciones con Colombia y haya sido vano el
esfuerzo moral y político del Gigante por convertir a su más odiado
enemigo en su nuevo mejor amigo, lo cual sería lamentable.
Pero nosotros más bien creemos que esto se olvidará pronto. Y a lo
mejor José Vicente nos cuenta en un próximo confidencial que Ramón
Guillermo Aveledo está construyendo en el patio de su casa un submarino
atómico.
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Postcommunio Súmpsimus. Dómine, sacridona mystérii, humíliter deprécantes, ut, quae in tui commemoratiónem nos fácere praecepísti, in nostrae profíciant infirmitátis auxílium: Qui vivis.
"RECUAR DIANTE DO INIMIGO, OU CALAR-SE QUANDO DE TODA PARTE SE ERGUE TANTO ALARIDO CONTRA A VERDADE, É PRÓPRIO DE HOMEM COVARDE OU DE QUEM VACILA NO FUNDAMENTO DE SUA CRENÇA. QUALQUER DESTAS COISAS É VERGONHOSA EM SI; É INJURIOSA A DEUS; É INCOMPATÍVEL COM A SALVAÇÃO TANTO DOS INDIVÍDUOS, COMO DA SOCIEDADE, E SÓ É VANTAJOSA AOS INIMIGOS DA FÉ, PORQUE NADA ESTIMULA TANTO A AUDÁCIA DOS MAUS, COMO A PUSILANIMIDADE DOS BONS" –
[PAPA LEÃO XIII , ENCÍCLICA SAPIENTIAE CHRISTIANAE , DE 10 DE JANEIRO DE 1890]